Honorable Luisa de Peña, Directora del Museo Memorial de la Resistencia;
Honorable Dr. Vincent Boudreau, Decano de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de la Ciudad de Nueva York;
Honorable Dra. Ramona Hernández, Directora del Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York;
Distinguidos invitados, familiares, especialmente los familiares de los veteranos, tales como el licenciado Antonio Martínez y Nicolás “El Túcaro” Silfa, Hijo, quienes están hoy aquí con nosotros;
Apreciados amigos y amigas:
Muchas gracias por compartir esta noche con nosotros para reconocer esta histórica exposición y el heroico servicio ofrecido por los veteranos dominicanos que lucharon a favor del destino del mundo durante la Segunda Guerra Mundial.
Nuestras naciones comparten vínculos bilaterales sólidos y profundos, forjados no sólo por la amistad en tiempos de alegría sino también en momentos de sacrificio y devoción, en momentos de tribulación. Esta noche honramos las contribuciones realizadas por más de 300 hombres y mujeres dominicanos y dominicanas quienes se aliaron a los Estados Unidos en su momento de gran necesidad. Al hacerlo, nuestros antepasados – estadounidenses y dominicanos y dominicanas – triunfaron contra las tiranías en Europa y el Pacífico.
Quiero aplaudir los esfuerzos del Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y, en particular, a Edward de Jesús, su investigador principal, por su minuciosa investigación para garantizar que las contribuciones de esos valientes hombres y mujeres no fuesen olvidadas. También quiero agradecer al Dr. Boudreau, a la Dra. Hernández y a Luisa de Peña por creer en la importancia de este proyecto y por darle el espacio que se merece para que los dominicanos y los estadounidenses puedan rendirles honor a estos héroes nacionales.
Aunque se han completado varios estudios reveladores sobre diversos grupos especiales que contribuyeron con los esfuerzos realizados durante la Segunda Guerra Mundial – tales como los codificadores Navajo, los Aviadores Tuskagee, y los veteranos méxico-estadounidenses –nuestra historia estaría incompleta.
Esta exposición sobre los veteranos dominicanos añade otra impresionante capa a la historia, recordándonos que las historias de nuestros veteranos reflejan la fortaleza de la diversidad de nuestra nación – conformada por las contribuciones de hombres y mujeres de todas las procedencias, razas, credos y circunstancias y fe, dispuestos a defender su nación y morir por sus ideales de democracia y libertad. Aún hoy, vemos cómo los nuevos inmigrantes están dispuestos a inscribirse en las fuerzas armadas de los Estados Unidos, dispuestos a defender su patria adoptada.
Más de 16 millones de estadounidenses, incluyendo los más recientes inmigrantes y los hijos de inmigrantes, prestaron sus servicios durante la Segunda Guerra Mundial.
Se les conoce como la “Más Grandiosa de las Generaciones”, y para ellos nuestra eterna gratitud jamás se podrá retribuir.
Tal y como indicara el Presidente Obama “mientras que la naturaleza de la guerra ha cambiado a través del tiempo, los valores que motivan nuestros valientes hombres y mujeres en uniforme permanece constante: Honor, valentía y entrega”.
Por ende, esta noche yo honro a nuestros veteranos – del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea, de los Marines y del Servicio de Guardacostas – por realizar el sacrificio máximo para proteger y defender los Estados Unidos y la República Dominicana con honor y distinción.
En nombre de una nación orgullosa y agradecida, le damos las gracias.