USAID apoyó a más de 200 pequeños caficultores para la certificación de café orgánico

Los pequeños caficultores, como Carlos Vicioso Abreu (Sixto) de Jarabacoa, aumentaron sus beneficios anuales en 1.500 dólares al obtener la certificación orgánica.

Por Laura McCarthy para USAID

Pequeños productores rurales de la República Dominicana están empezando a oler el rentable aroma del café orgánico a medida que se abren camino en este nicho de mercado. El café orgánico genera mayores beneficios para los pequeños productores a medida que la demanda internacional se dispara. Según la Asociación de Comercio Orgánico, las ventas de café orgánico en los Estados Unidos crecieron un 24 por ciento entre 2005 y 2006. Los agricultores que satisfacen esta demanda tienen el potencial de cosechar grandes recompensas.

USAID, dentro del marco de su proyecto de Diversificación Económica Rural (2008-2013), capacitó a más de 200 pequeños agricultores rurales acerca de cómo obtener la certificación orgánica mediante mejores prácticas de gestión de sus fincas cafeteras y prepararse para el proceso de inspección externa. USAID también prestó asistencia a los productores en la elaboración de un sistema de control interno (SCI). El SCI permitió a un grupo de caficultores solicitar una certificación orgánica colectiva, ya que dependen de su propio sistema interno de inspección y cumplimiento. Esas medidas redujeron el costo de la certificación, ya que el costo se compartió entre los agricultores.

USAID trabajó con un auditor externo que colaboró con los productores para cumplir con la certificación, notificándoles cuando podrían no estar cumpliendo con los requisitos y luego les dio tiempo para que lo hicieran. Los beneficios para estos pequeños agricultores fueron grandes.

En 2007, el precio premium del café orgánico en el mercado europeo era de alrededor de 1 dólar por kilogramo. Con el productor medio que actualmente produce 1.536 kg por granja, cada agricultor aumentó su beneficio anual en aproximadamente 1.500 dólares.

Trabajando con grupos de asociaciones de café establecidas, el proyecto vinculó a los productores con sus respectivos mercados. Una vez que los productores obtuvieron la certificación orgánica, el proyecto ayudó a los agricultores a obtener la certificación de comercio justo, dando paso a beneficios aún mayores en las inversiones de los agricultores.