EL PRESIDENTE: En mi primer discurso al asumir como presidente, comprometí a este país a luchar incansablemente contra el cambio climático y a proteger el planeta para las futuras generaciones.
Hace dos semanas, en París, expresé ante el mundo que, para alcanzar este objetivo necesitábamos un sólido acuerdo global; un acuerdo duradero que reduzca la contaminación global por carbono y que ponga al mundo rumbo a un futuro de bajo carbono.
Hace unas horas, lo logramos. Nos reunimos en torno a este sólido acuerdo que el mundo necesitaba. Hemos cumplido.Deseo felicitar al presidente Hollande y al Secretario General Ban por su liderazgo y por celebrar una cumbre tan exitosa, y al Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, por presidirla con paciencia y determinación. Y deseo agradecer especialmente al Secretario John Kerry, a mi consejero principal, Brian Deese, a nuestro negociador en jefe, Todd Stern, y a todos en sus respectivos equipos por su destacada labor y por enorgullecer a Estados Unidos.
También deseo agradecer a las personas de casi 200 países, grandes y pequeños, desarrollados y en desarrollo, por trabajar juntos para enfrentar una amenaza para los pueblos de todas las naciones. Juntos, hemos demostrado lo que es posible hacer cuando el mundo se une.
Hoy, el pueblo de Estados Unidos puede estar orgulloso porque este acuerdo histórico es un tributo al liderazgo estadounidense. Durante los últimos siete años, hemos convertido a Estados Unidos en el líder mundial en el combate al cambio climático. En 2009, ayudamos a salvar una caótica cumbre de Copenhague y a establecer el principio de que todos los países tienen un papel que desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Después, guiamos con el ejemplo, con inversiones históricas en industrias en crecimiento, como la eólica y la solar, creando un flujo nuevo y continuo de empleos para la clase media. Hemos establecido los primeros estándares a nivel nacional para limitar la cantidad de contaminación por carbono que las centrales eléctricas pueden verter en el aire que nuestros hijos respiran. Desde Alaska hasta la Costa del Golfo y las Grandes Llanuras, nos hemos asociado con los líderes locales que están trabajando para ayudar a sus comunidades a protegerse de algunos de los efectos más inmediatos de un clima cambiante.
Los escépticos dijeron que estas acciones acabarían con los empleos. Pero en vez de ello, hemos visto el mayor período de generación de empleos en el sector privado de nuestra historia. Hemos llevado nuestra producción económica a récords históricos a la vez que reducimos la contaminación por carbono a los niveles más bajos en casi dos décadas. Y después, en nuestra histórica declaración conjunta con China el año pasado, demostramos que era posible superar la vieja división entre naciones desarrolladas y en desarrollo, que por tanto tiempo había obstaculizado el progreso mundial. Ese logroanimó a muchas otras naciones a establecer sus propios objetivos climáticos ambiciosos, lo que cimentó la base para el éxito obtenido en París. Porque ninguna nación, ni siquiera una tan poderosa como la nuestra, puede solucionar este desafío por sí sola. Y ningún país, por muy pequeño que sea, puede mantenerse al margen. Y todos nosotros teníamos que resolverlo juntos.
Ningún acuerdo es perfecto, ni siquiera este. Las negociaciones que involucran a casi 200 naciones son siempre un desafío. Incluso si se cumplen todos los objetivos iniciales establecidos en París, solo habremos recorrido parte del camino en lo que se refiere a reducir el carbono de nuestra atmósfera. Así que no podemos ser complacientes debido al acuerdo de hoy. El problema no se resuelve con este acuerdo. Pero no nos engañemos, el acuerdo de París establece el marco perdurable que el mundo requiere para solucionar la crisis climática. Crea el mecanismo, la arquitectura, para que enfrentemos este problema de una forma eficaz y continua.
Este acuerdo es ambicioso, ya que cada nación establece y se compromete a sus propios objetivos específicos, incluso si tenemos en cuenta las diferencias entre las naciones. Tendremos un fuerte sistema de transparencia, incluidas revisiones periódicas y evaluaciones independientes, para ayudar a que cada país se responsabilice por el cumplimiento de sus compromisos. A medida que la tecnología avanza, este acuerdo permite que, con el paso del tiempo, el progreso prepare el camino hacia objetivos incluso más ambiciosos. Y hemos garantizado un compromiso más amplio para apoyar a los países más vulnerables en su búsqueda de un crecimiento económico más limpio.
En resumen, este acuerdo significará una reducción en la contaminación por carbono que amenaza a nuestro planeta, y más empleos y crecimiento económico impulsados por inversiones de bajo carbono. La implementación plena de este acuerdo ayudará a retrasar o a evitar algunas de las peores consecuencias del cambio climático y preparará el camino para un mayor progreso, en etapas sucesivas, a lo largo de los próximos años.
Por otra parte, este acuerdo envía una poderosa señal de que el mundo está firmemente comprometido a un futuro bajo en carbono. Y esto tiene el potencial de liberar la inversión y la innovación en energía limpia a una escala nunca antes vista. Los objetivos que hemos establecido son audaces. Y al potenciar a los negocios, científicos, ingenieros, trabajadores y al sector privado —los inversionistas— a trabajar juntos, este acuerdo representa la mejor oportunidad que hemos tenido de salvar al único planeta que tenemos.
Así que considero que este momento puede ser un punto de inflexión para el mundo. Hemos demostrado que el mundo tiene tanto la voluntad como la capacidad de asumir este reto. No será algo fácil. El progreso no siempre se dará rápido. No podemos ser complacientes. Si bien nuestra generación verá algunos de los beneficios de construir una economía de energía limpia —los empleos creados y el dinero ahorrado— es posible que no vivamos lo suficiente para ver la plena realización de nuestro logro. Pero no importa. Lo importante es que hoy podemos estar más seguros de que este planeta va a estar en mejores condiciones para la siguiente generación. Y eso es lo que me importa. Me imagino llevando a mis nietos, si tengo la suerte de tener alguno, al parque algún día, y sostener sus manos, escuchar sus risas y ver un tranquilo atardecer, sabiendo que nuestro trabajo de hoy evitó un futuro diferente que podría haber sido triste; que nuestro trabajo aquí y ahora dio a las futuras generaciones un aire más limpio, agua más limpia y un planeta más sostenible. ¿Y qué podría ser más importante que ello?
Hoy, gracias al fuerte liderazgo estadounidense forjado sobre principios, ese es el mundo que dejaremos a nuestros hijos; un mundo más seguro, más próspero y más libre. Y esa es nuestra misión más importante en nuestro breve tránsitoaquí en la Tierra.
Gracias.
FIN 5:38 P.M. EST