SECRETARIO KERRY: (En curso) – Buenos días, buenos días. Sr. Presidente, gracias por su consideración y agradezco a todos mis colegas por su comprensión. Tengo que salir a hacer una videoconferencia con el Presidente y otros, y les agradezco su comprensión.
Permítanme comenzar dando las gracias a nuestros anfitriones, el presidente Medina de la República y Ministro de Asuntos Exteriores Dominicana Navarro, y también gracias al Secretario General Almagro y Secretario General Adjunto Méndez por su gestión de esta organización crítico.
Quiero comenzar expresando mi agradecimiento a todos ustedes en nombre del pueblo de los Estados Unidos y del presidente Obama, por las muestras de apoyo y condolencias a raíz del terrible ataque ocurrido el domingo en Orlando. Obviamente, estamos muy tristes, aunque debo agregar que son muchas las emociones que sentimos. Pero también sentimos una enorme expresión de solidaridad, tanto en nuestro propio país, como de nuestros socios en la comunidad internacional, frente a este tipo de maldad. Juntos, vamos a redoblar nuestro compromiso para asegurar que el odio y la división que caracteriza este tipo de ataques, sean finalmente derrotados por la compasión y por la inclusión.
Hoy, personalmente me siento reconfortado de volver a la OEA y en nombre del presidente Obama, subrayar ante todos ustedes, hasta qué punto los Estados Unidos valora los vínculos que hemos forjado a lo largo del hemisferio. Es en gran medida debido a las relaciones que en los últimos años hemos desarrollado juntos en las Américas, y que se destacan en un marcado contraste en comparación con las regiones más problemáticas y conflictivas del mundo. En gran medida, las Américas se han hecho más pacíficas y más prósperas, y me siento particularmente alentado por el tema de la conferencia de este año: el desarrollo sostenible; y el hecho de que esta Asamblea General aprobará el Programa Interamericano para el Desarrollo Sostenible, que impulsará la implementación por parte de nuestra región, de la Agenda 2030 de la ONU.
En el pasado mes de diciembre, varios de los aquí presentes, tuvimos el privilegio de estar en París, donde cerca de 200 países, entre ellos todos los estados del hemisferio occidental, se reunieron en torno al más ambicioso acuerdo sobre el cambio climático global jamás negociado. El acuerdo de París envía una señal nítida al mercado mundial de que nuestro futuro colectivo debe ser y será impulsado por energía limpia. Como hemos aprendido, la energía limpia no sólo es la solución al cambio climático; en forma adicional, nos ofrece también una de las mayores oportunidades económicas en la historia. El mercado de la energía limpia de energía/energía alternativa/renovable, es el mercado más grande jamás concebido por la humanidad. Y esto es particularmente cierto en muchos de nuestros países, individualmente, que son bendecidos con la increíble capacidad de aprovechamiento de energía renovable a partir de la luz solar abundante y por los vientos costeros.
Estados Unidos está profundamente comprometido a trabajar con todos ustedes para promover el crecimiento sostenible y la creación de comunidades seguras y prósperas para todos los pueblos de las Américas. Pero, reconocemos que esto sólo será posible si continuamos defendiendo los pilares fundamentales que esta organización representa – los derechos humanos, el buen gobierno, la seguridad, el desarrollo, la democracia -. Y es por eso que, la Carta Democrática Interamericana debe seguir siendo nuestra guía.
Al adoptar esa carta hace 15 años, nuestros gobiernos se comprometieron solemnemente a promover la libertad y la justicia social, y asegurar que nuestros ciudadanos serían capaces de cristalizar sus aspiraciones en el marco de la democracia. La OEA sigue desempeñando un papel fundamental en todo el hemisferio – por ejemplo, en la negociación de la solución pacífica de las controversias -. En la medida que Colombia se acerca al final del conflicto armado de más larga duración en el hemisferio, la misión de la OEA destinada a apoyar el proceso de paz sigue siendo esencial. Y hoy, me complace anunciar una nueva contribución de EE.UU., de $ 800.000 para apoyar este importante trabajo de la misión de la OEA.
Hoy en día, la sociedad civil a lo largo de las Américas es cada vez más vibrante, en forma creciente es cada vez más un socio comprometido en la amplificación de las voces de los ciudadanos y de un tejido social incluyente. Y es, después de todo, lo que todos nosotros se supone que debemos estar haciendo – representando a los ciudadanos –. Sin embargo, estamos muy decepcionados con la decisión de excluir a la sociedad civil de estos procedimientos. La transparencia y la participación ciudadana, francamente, no son opcionales dentro de las democracias, y no son prerrogativas solamente de un gobierno anfitrión. El año pasado en Panamá, el presidente Obama destacó el apoyo de nuestro gobierno al establecimiento de un papel permanente, público, de consulta de la sociedad civil en futuras Cumbres de las Américas. Y esperamos que las naciones en esta sala ofrezcan su apoyo a este importante ingrediente del proceso democrático.
La protección y promoción de los derechos humanos también sigue siendo una prioridad. Muchos de nuestros propios países, incluyendo el mío, están redoblando el compromiso con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2013, esta Asamblea acordó buscar financiación total de las operaciones y de los relatores de la comisión, y todos tenemos la responsabilidad de honrar ese compromiso y hacer todo lo posible para facilitar su labor crítica. Por nuestra parte, Estados Unidos dio la bienvenida a las visitas de la Comisión a Florida, Louisiana, Missouri, como parte de su revisión en temas raciales y el sistema de justicia criminal.
Nuestro hemisferio también está viendo tendencias alentadoras con respecto a la transparencia y rendición de cuentas. Cada vez son más los ciudadanos que de forma espontánea expresan un “no más” a la corrupción dentro de sus gobiernos, y están trabajando para aumentar la apertura, exponer los abusos, y reclamar los más altos estándares a los líderes de los países. Y nosotros hemos visto el impacto de la corrupción en muchos diferentes lugares en el mundo en los últimos años, y como roba el futuro de la gente en su propio país.
En ese orden de ideas, Estados Unidos contribuirá US$ 5 millones – más de 5 millones de dólares – a la misión de la OEA contra la corrupción y la impunidad en Honduras, en respuesta a la exigencia de la población de ese país para una acción más significativa contra la corrupción.
Con estos ejemplos positivos en mente, nos mantenemos firmemente comprometidos a trabajar con todos los estados miembros de la OEA con el fin de remediar la muy preocupante situación en Venezuela. Como todos los ciudadanos de todos los pueblos de las Américas, los venezolanos tienen el derecho de utilizar los mecanismos constitucionales para expresar su voluntad en una forma pacífica y democrática. Estados Unidos se une al Secretario General, Almagro, y a otros integrantes de la comunidad internacional para pedir al Gobierno de Venezuela la liberación de los presos políticos, el respeto por la libertad de expresión y de reunión, el alivio de la escasez de alimentos y medicinas, y que cumpla con sus propios mecanismos constitucionales, incluyendo un referéndum revocatorio justo y oportuno que es parte de ese proceso constitucional. La invocación del Secretario General del artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana abrirá un debate necesario sobre Venezuela en el Consejo Permanente de esta organización, y estamos dispuestos a participar en esa discusión, y junto con nuestros socios de la OEA, ayudar a facilitar un diálogo nacional que en última instancia aborde las dimensiones políticas, económicas, sociales y humanitarias de esta crisis. Hago hincapié en las dimensiones humanitarias. Esta misma mañana, hemos tenido noticias de personas que mueren mientras hacen fila por alimentos, o esperando obtener la ayuda médica que necesitan.
Quiero aprovechar esta oportunidad para subrayar también otro motivo de preocupación para todos nosotros. Los hombres y mujeres de Haití merecen la oportunidad de expresar su voluntad y elegir sin más demora a su presidente. Es hora de que Haití siga adelante para que pueda centrarse en hacer frente a los importantes retos que sus ciudadanos enfrentan hoy en día.
A pesar de los desafíos que enfrenta nuestro hemisferio, no hay duda de que la trayectoria democrática compartida en las Américas sigue siendo un claro ejemplo para otras regiones del mundo. Todos los días, demostramos que la diversidad es una fuerza, que la inclusión funciona, que la justicia puede superar la impunidad, y que la protección de los derechos humanos de las personas, sin importar la raza, género, orientación sexual, identidad de género, u opinión política es un sello distintivo de una verdadera democracia. Y lo que sucedió en Orlando el domingo sólo refuerza la necesidad que tenemos de ampliar y mejorar nuestra cooperación en la lucha mundial contra el terrorismo y el odio.
Al principio de mi mandato como Secretario de Estado, tuve el privilegio de asistir a la sede de la Organización de los Estados Americanos en Washington, para subrayar el valor de la integración y la cooperación regional para la paz y la democracia. No elegí hacerlo de un modo arbitrario. Lo elegí porque Estados Unidos reconoce el papel insustituible que este órgano desempeña en temas de seguridad compartida, derechos humanos, democracia y desarrollo sostenible.
La OEA, amigos míos, es relevante. Y los estados miembros comparten la responsabilidad de garantizar su permanencia de cara al futuro. Eso significa hacer todo lo posible para reparar la situación financiera de la organización. Esto significa cumplir con nuestras obligaciones con los tratados. Y para los que están en mora, eso significa cumplir con los pagos atrasados tan pronto como sea posible – y aunque reconocemos que a veces hay dificultades para hacerlo, es por sobre todas las cosas muy importante, que todos cumplamos con nuestras responsabilidades.
En última instancia, eso significa desarrollar un plan de presupuesto a largo plazo que nos ayude a priorizar y lograr nuestros objetivos colectivos. Lo que dije hace unos años en Washington sigue siendo cierto hoy en día: La unión hace la fuerza. En la unión está la fuerza. Seguimos creyendo que el apoyo a una OEA vibrante, activa y unificada es fundamental para promover un hemisferio pacífico, próspero e inclusivo. Y hoy, reafirmo el profundo compromiso de los Estados Unidos para trabajar con todos ustedes en un espíritu de verdadera asociación e igualdad, de manera que juntos podamos construir el futuro que todos buscamos. Gracias, señor presidente. (Aplausos.)