Hacia un futuro juntos
Encargado de Negocios Robert W. Thomas
Discurso durante evento de Acción de Gracias de la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AmchamDR)
24 de noviembre de 2021
Buenos días a todos y todas. Es un honor estar hoy aquí con todos ustedes para celebrar el Día de Acción de Gracias, mi festividad cívica favorita. Esta consagrada tradición estadounidense nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la importancia del agradecimiento y el sentido de comunidad. El Día de Acción de Gracias forma parte del tejido de los Estados Unidos: la idea de que la democracia y nuestras libertades dependen de la responsabilidad y los sacrificios que cada uno de nosotros hace por los demás. En este día, por encima de todos los demás, damos las gracias a nuestros vecinos y al espíritu de comunidad que es la base de lo que somos como nación.
Permítanme comenzar agradeciendo a la Junta Directiva de AmCham, y especialmente a su Presidente Roberto Herrera y a su Vicepresidente Ejecutivo Bill Malamud. Su liderazgo sigue haciendo de AmCham un pilar clave de nuestra comunidad aquí, y la Embajada está orgullosa de tenerlos como uno de nuestros más importantes socios.
Tenemos mucho que agradecer. En particular, en medio de los continuos desafíos que todos hemos enfrentado con el COVID-19, estoy agradecido por el apoyo de mi familia y amigos, tanto en casa en los Estados Unidos como aquí en Santo Domingo, ya que hemos permanecido juntos y nos hemos apoyado mutuamente a través de los desafíos de los últimos dos años. Eso incluye a muchos de ustedes presentes aquí, que han trabajado estrechamente conmigo y con el equipo de la embajada para que esta relación siga creciendo, a pesar de los obstáculos. Me siento honrado de trabajar con ustedes y les agradezco su liderazgo.
Estados Unidos y la República Dominicana también se han mantenido unidos a través del COVID y ante el aumento del autoritarismo en todo el mundo, y creo que eso se debe a que nuestras naciones forman una comunidad de democracias que ha demostrado ser resilientes.
A pesar de la pandemia, Estados Unidos y la República Dominicana han seguido colaborando en
todos los ámbitos, desde la seguridad y el comercio hasta la educación y el desarrollo, pasando por la energía, la salud, la lucha contra la delincuencia transnacional y muchos otros aspectos más. Si miramos atrás y vemos todo lo que nuestros dos países han logrado en el último año, está claro que hemos creado a lo largo de muchos años una relación que puede hacer frente a grandes desafíos. Quiero darles las gracias a todos ustedes, como miembros de esta comunidad, por haber desempeñado un papel fundamental en dicho proceso, tanto como miembros de AmCham como en el trabajo que realizan cada día en sus propias empresas para crear una mayor prosperidad para los habitantes de nuestras dos naciones.
Sin embargo, creo que es importante reconocer que nuestro trabajo no ha terminado. De hecho, como sabemos, el trabajo de construir comunidades más fuertes nunca termina. Y ahora que estamos saliendo de la pandemia hacia un futuro que todos sabemos que será diferente de lo que cualquiera de nosotros podría haber imaginado hace dos años, quiero ofrecer una perspectiva sobre dónde están nuestras mayores oportunidades para enriquecer aún más nuestra comunidad.
El objetivo general de Estados Unidos es apoyar el desarrollo de una República Dominicana segura, democrática y próspera. En otras palabras, es del interés nacional de Estados Unidos ver a la República Dominicana tener éxito.
Estados Unidos cree de todo corazón que estamos más seguros y prósperos cuando trabajamos con socios exitosos, fuertes y con ideas afines, como lo es la República Dominicana, para promover nuestros intereses compartidos y crear un entorno en el que todos nuestros ciudadanos puedan prosperar. Como hemos aprendido en Estados Unidos, no es fácil alcanzar esta visión, la de una sociedad en la que todos los ciudadanos puedan desarrollar todo su potencial. Es un trabajo que se prolonga durante generaciones, como demuestra nuestra propia historia, a veces dolorosa.
Es porque deseamos que todos los ciudadanos de nuestras democracias hermanas, como la República Dominicana, sean exitosos por lo que hemos trabajado tan duro durante años para ayudar al país a alcanzar su pleno potencial. Esta es la base sobre la que hemos realizado inversiones a largo plazo en el sistema sanitario, por ejemplo, donde Estados Unidos ha invertido 298 millones de dólares para la salud en los últimos 20 años.
Por eso hemos donado más de 13 millones de dólares para apoyar la respuesta al COVID-19 en la República Dominicana, que incluye hospitales de campaña, ventiladores, EPP y equipos de laboratorio. Y es por esto que continuaremos invirtiendo en el sistema de salud de este país, incluso en los próximos 12 meses, donde el Gobierno de los Estados Unidos trabajará estrechamente con el Ministerio de Salud dominicano para fortalecer la vigilancia epidemiológica a nivel nacional y provincial con el fin de mejorar la toma de decisiones basada en datos; capacitar a los trabajadores de la salud en la atención del COVID-19; ampliar el rastreo de contactos; fortalecer la secuenciación genómica a través del apoyo a los laboratorios; mitigar el impacto del COVID-19 en las actividades de tratamiento del VIH; y apoyar las campañas de vacunación del país apoyando el análisis de datos para informar a las campañas y ampliando las opciones de transporte para la entrega comunitaria de vacunas. Muchas de estas inversiones ayudarán al gobierno dominicano a fortalecer los sistemas de salud y a responder mejor a futuras amenazas para la salud pública, además de responder a la pandemia actual.
Además de nuestro firme apoyo para reforzar el sector de la salud de la República Dominicana, los Estados Unidos mantienen un compromiso inquebrantable con nuestra duradera colaboración en materia de seguridad con la República Dominicana. A través de actividades de formación técnica y ejercicios de capacitación financiados por Estados Unidos, hemos trabajado con la República Dominicana para reforzar su capacidad de llevar a cabo operaciones de seguridad marítima y antidroga. Desde el 2010 se han invertido 120 millones de dólares en la República Dominicana para lograr estos objetivos a través de la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe.
También nos enorgullece haber sido socio fundador en el establecimiento del sistema 911 de la República Dominicana, en el que el gobierno de los Estados Unidos ha invertido 20 millones de dólares a la fecha. También en el sector de la seguridad, hemos apoyado la academia de entrenamiento canino de la DNCD y la digitalización de los registros de la Suprema Corte de Justicia, como dos de los muchos ejemplos de cómo estamos asistiendo al gobierno a lograr su objetivo de construir un país más seguro y justo.
Esto incluye el apoyo al gobierno del presidente Abinader en sus esfuerzos por construir instituciones públicas fuertes y resilientes a través de reformas institucionales. Instituciones que funcionen bien, en las que los funcionarios rindan cuentas bajo un marco legal sólido, y en las que los organismos de control estén facultados para investigar las irregularidades, son fundamentales para proteger al país contra la corrupción futura y fomentar la inversión extranjera.
Nuestros diálogos de alto nivel con el gobierno dominicano se han centrado en el fortalecimiento de estas instituciones, para que la corrupción sea menos probable no sólo bajo esta gestión, sino también en futuros gobiernos. Estamos dando prioridad a la reforma de compras y contrataciones públicas para que no se repitan los fraudes y sobornos que plagaron las compras públicas en el pasado. Estamos apoyando la transformación de la policía nacional para que la policía siga un sistema de normas y protocolos que sean coherentes con las mejores prácticas internacionales, y en el que el policía que comete infracciones rinda cuentas.
También estamos trabajando con el gobierno en la legislación de extinción de dominio para que el gobierno pueda reclamar los activos robados a los delincuentes y a los funcionarios corruptos, de forma que ser delincuente no sea rentable. Apoyamos estas reformas, y otras, porque confiamos en que harán avanzar la transparencia, la seguridad y la prosperidad económica en años venideros. Nuestros lazos educativos son parte integral de la construcción de los cimientos de esta relación. La Embajada ha formado a más de 2,500 maestros de inglés dominicanos en los últimos cinco años, ha puesto en marcha los primeros centros de formación de maestros de inglés estadounidenses apoyados por la Embajada en el mundo, y recientemente ha celebrado el 75º aniversario del Programa Fulbright, en el que han participado más de 500 dominicanos.
También hemos puesto en marcha colaboraciones con instituciones públicas y privadas norteamericanas, como la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Nueva York, para fortalecer la calidad de la educación superior y los programas dominicanos.
El comercio de beneficio mutuo es otra de las columnas de nuestra relación bilateral. La creciente integración de la República Dominicana en los mercados mundiales, su estable democracia y valores democráticos y, por supuesto, los lazos culturales que nos unen, presentan una notable oportunidad para que fortalezcamos nuestros lazos económicos y promovamos nuevas oportunidades para que tanto las empresas estadounidenses como las dominicanas impulsen el crecimiento económico y la creación de empleo y una mayor participación de Estados Unidos en el futuro del país.
Celebramos los esfuerzos realizados por la gestión del gobierno del Presidente Abinader de mantener el clima de inversión atractivo, estable y predecible en la República Dominicana. La transparencia y la tolerancia cero a la corrupción son absolutamente esenciales para atraer y mantener a los inversionistas y empresas estadounidenses aquí a la República Dominicana. La República Dominicana ha demostrado ser muy prometedora en los últimos años, y esperamos trabajar estrechamente con el gobierno del presidente Abinader en la búsqueda de reformas institucionales vitales que no sólo disuadirán la actividad criminal y la corrupción, sino que también promoverán la prosperidad económica y la fe en el clima de inversión de la República Dominicana.
Seguimos firmemente comprometidos en colaborar con la República Dominicana en las oportunidades que el futuro pueda deparar, ya sea la ampliación de los puertos, las telecomunicaciones o cualquier otra inversión y asistencia en materia de seguridad u otras partes críticas del gobierno. Estados Unidos cree que la República Dominicana no debe ceder sus activos a ningún país. Los activos dominicanos son propiedad soberana del pueblo dominicano, y los procesos claros, transparentes y competitivos de adquisición y licitación pública ayudarán a garantizar que dichos activos soberanos permanezcan en manos del gobierno y del pueblo. Mientras reflexionamos sobre esta sólida trayectoria, también debemos preguntarnos: ¿qué viene ahora? Sé que hay grandes esperanzas de que la República Dominicana se recupere del COVID en el próximo año. Muchos de ustedes nos han mencionado que podríamos estar ante un crecimiento superior al 10% a medida que la economía de la RD, cada vez más variada, aproveche las oportunidades que se le presentan.
Pero yo diría que el COVID no es la epidemia más importante a la que nos enfrentamos actualmente: hay otra que, en última instancia, va a ser más relevante para la trayectoria de la historia cuando se escriban los libros de texto dentro de unos años. La creciente ola de autoritarismo -con la ayuda y la complicidad de una cultura de la corrupción y la falta de plena inclusión en nuestros sistemas políticos y económicos- es el gran reto de nuestros tiempos.
Pero cuando miro alrededor del mundo y de la región, lo que veo aquí en la República Dominicana me da mucha esperanza. Todos los ingredientes para una cura de esta amenaza están presentes aquí. Estados Unidos se está asociando con las democracias ascendentes del mundo -como la República Dominicana- que tienen el potencial de liderar una revitalización del orden democrático basado en normas.
Esta dinámica presenta una oportunidad única que la historia no ofrece muy a menudo. Es la oportunidad de impulsar un progreso que hace apenas dos años no nos habríamos atrevido a imaginar. En Estados Unidos, esta oportunidad es el núcleo de la iniciativa Build Back Better World de la Administración Biden-Harris.
Por eso me siento muy satisfecho de que el Presidente Abinader haya sido invitado por el Presidente Biden a participar en la Cumbre para la Democracia del mes próximo. Esta cumbre se centra en contrarrestar esta marea creciente de autoritarismo, combatir la corrupción y fomentar democracias equitativas e inclusivas que funcionen para toda su población. ¿Quién mejor para estar en esa mesa que uno de los líderes emergentes de la región en los tres temas clave de la cumbre?
Mientras vemos que las tendencias autoritarias y antidemocráticas aumentan a nuestro alrededor, la República Dominicana ha demostrado al mundo -a través de unas elecciones exitosas y una transición en el gobierno el año pasado- que un gobierno elegido democráticamente que rinde cuentas al pueblo no sólo es posible, sino que está ocurriendo aquí mismo en la región.
El gobierno de la República Dominicana, con el apoyo y el estímulo de los socios de la sociedad civil, el sector privado y los socios internacionales, ha asumido compromisos audaces para combatir la corrupción endémica, como ya he mencionado anteriormente. Si esas reformas pueden ser promulgadas y aplicadas con éxito, y si el compromiso del gobierno de poner fin a la impunidad e investigar y procesar con éxito los casos de corrupción y narcocorrupción puede cumplirse, entonces la República Dominicana está preparada no sólo para cumplir con los anhelos de sus ciudadanos de un gobierno transparente y honesto, sino también para avanzar como líder de la región y ejemplo de democracia, justicia, transparencia y una economía fuerte y estable.
Al igual que en mi país, la oportunidad que veo aquí en la República Dominicana, al salir del COVID, es la de aprovechar el notable crecimiento económico de las últimas décadas, al que ustedes en AmCham han contribuido directamente, y ampliar las oportunidades disponibles para todos los dominicanos.
Sabemos por nuestra experiencia en los Estados Unidos que la construcción de sociedades verdaderamente inclusivas requiere generaciones. Estoy aquí hoy con mucha humildad por lo difícil que ha sido para nosotros en los Estados Unidos. Hemos llegado lejos, pero aún nos queda mucho por hacer. Por ello, el gobierno de Biden-Harris ha situado los temas de inclusión en lo más alto de la agenda para la recuperación, para que podamos avanzar más rápido en el camino hacia una sociedad y una economía más inclusivas y equitativas ahora que tenemos esta oportunidad de replantearnos cómo ponemos en práctica nuestros valores.
No se trata sólo de construir una democracia más fuerte. También es cuestión de sentido común. En los últimos años, las empresas estadounidenses se han mirado en el espejo y han visto que ellas también tienen un papel que desempeñar en nuestros esfuerzos por combatir el racismo institucional. Sí, para fortalecer la democracia, pero también porque quieren asegurarse de que su fuerza laboral incluya a los individuos con más talento que puedan contratar.
Sé que todos ustedes piensan lo mismo, y como miembros de esta comunidad, en la Embajada queremos trabajar con AmCham para alcanzar este objetivo de manera conjunta ahora, cuando tenemos una oportunidad única en una generación. En la Embajada, estamos reevaluando la estrategia de nuestra Misión para incluir un mayor énfasis en la inclusión en todo lo que hacemos. Les exhorto a que aprovechen este momento para hacer lo mismo en sus operaciones comerciales, y a que utilicen AmCham como un foro para compartir sus buenas ideas y mejores prácticas no sólo entre ustedes, sino con todo el país.
La República Dominicana está dotada de un gran potencial. Por eso todos ustedes y sus empresas están aquí, y por eso hemos hecho las inversiones que hemos hecho durante décadas. El progreso que podemos lograr juntos es responsabilidad de todos nosotros.
Como democracia hermana y socio comprometido, queremos hacer todo lo posible para que este país alcance ese potencial. Sé que ustedes también lo desean. Para que los esfuerzos por reforzar la democracia, reformar las instituciones para erradicar la corrupción y construir una economía más integradora tengan éxito, dependerá tanto de ustedes como del Gobierno. No podríamos pedir un socio mejor que AmCham en este esfuerzo. Y eso, amigos míos, es lo que agradezco en este Día de Acción de Gracias.
¡Gracias a todos por permitirme dirigirme a ustedes este día! ¡Happy Thanksgiving! ¡Feliz día de Acción de Gracias!