La USAID ha estado trabajando con la Fundación REDDOM para mejorar las fincas de café en República Dominicana.
Jarabacoa, una ciudad en las altas tierras de la provincia de La Vega, tiene una comunidad de agricultores fuerte y trabajadora. Estas personas optimistas cosechan diferentes productos para mantener a sus familias y hogares. El café fue producido por muchos alguna vez, sin embargo, el cambio climático limitó las operaciones agrícolas de los agricultores en la cuenca del río Yaque del Norte, el cual se encuentra en la provincia de Jarabacoa. Los cambios en los patrones de lluvia y de temperaturas prepararon el camino para los brotes de roya del café, los cuales diezmaron las plantaciones de café. Como consecuencia, los agricultores comenzaron a abandonar o cambiar su cultivos de café por cultivos de chayote, frijoles (habichuelas), raíces u otros cultivos de ciclo corto.
Desafortunadamente, la introducción de estos cultivos planteó nuevas amenazas a la sostenibilidad ambiental de la zona, porque están asociados con prácticas insostenibles de corte, quema, erosión del suelo y uso inseguro de pesticidas.
Rubén Hipólito, un joven agricultor de Mata de Limón, Jarabacoa, explica: “Después del último brote de roya del café, estaba a punto de renunciar. Había perdido la mayoría de mis plantas de café y no sabía qué hacer”.
A través del Programa de Clima y Agricultura Feed the Future, la USAID ayudó a más de 400 fincas agroforestales dentro de la cuenca del río Yaque del Norte a renovar sus fincas con variedades de café resistentes a la roya. Además, se implementaron prácticas de fertilización orgánica, y conservación de suelos. El programa brindó capacitación y asistencia directa en el lugar a los agricultores, y el mismo aplicaba prácticas de reducción de riesgos climáticos para mejorar la resiliencia al cambio climático.
“Cuando comenzó el proyecto, estaba listo para un cambio. Empecé aplicando nuevas técnicas y renovando la finca dentro de sus tres hectáreas, y luego continué desde ahí. Ha sido una bendición y estoy optimista del legado que dejo para mi familia”, dice Rubén, quien administra una finca cafetera que heredó de su padre.
Ahora, los agricultores han aprendido a comprender y a cómo acceder a información climática para la toma de decisiones a nivel local en la finca. Además de café, la USAID ayudó a los agricultores a plantar otros árboles perennes para diversificar sus fuentes de ingresos, aumentando su seguridad alimentaria. Esto incluyó árboles de macadamia, aguacate, cacao y madera, entre otros; en combinación equilibrada con los cultivos de ciclo corto como plátanos, bananos, fresas y frambuesas.
Además, algunos de estos agricultores participaron en capacitaciones prácticas enfocadas en sistemas hidropónicos, apicultura, vermicompostaje y manejo de pequeños agronegocios. Esta iniciativa permitió a los agricultores mejorar su flujo de caja y sus ingresos generales. Al diversificar sus fuentes de ingresos, también están reduciendo sus riesgos de perderlo todo por una sola plaga o enfermedad. Además, un ecosistema agroforestal más equilibrado aumenta la protección de las cuencas hidrográficas y de los medios de vida de los agricultores.
Como dijo Reyes Hernández, presidente de una de las principales asociaciones de caficultores de Jarabacoa: “Este proyecto de la USAID le dio nueva vida al café en Jarabacoa. El café es lo que sabemos y en lo que confiamos para el futuro de nuestras familias”.
“Esta es una verdadera fuente de ingresos para mí y mi familia. Ha sido tan bueno que otros agricultores han venido a aprender y a comenzar su propia producción”, dice Willy Ramírez, un pequeño productor de café en Manabao, Jarabacoa.
Los agricultores adoptaron estas prácticas y tecnologías con entusiasmo, dada la combinación adecuada de capacitación especializada a nivel de finca y las iniciativas de generación de ingresos. También han sido testigos de cambios importantes en la dinámica cultural. Las mujeres participan activamente en la agrosilvicultura y en la generación de ingresos; y los jóvenes se dedican regularmente a la agricultura, al mismo tiempo que se muestran dispuestos a probar nuevos métodos y reconocer el potencial de generación de ingresos.
Los agricultores agroforestales aumentaron sus ingresos en un 110% al comparar las cosechas de 2016 con las de 2019. Esto ha beneficiado a más de 700 personas con co-beneficios para sus medios de vida, asociados con la agrosilvicultura sostenible y resiliente respaldada por la USAID.