Señoras y señores,
En nombre de la Embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, les damos la cordial bienvenida a nuestra celebración de 242 años de independencia. Nos sentimos honrados de que nos acompañen esta noche.
Nosotros –y ahora hablo especialmente por mi esposa Yanira y yo- estamos encantados de estar con ustedes en este bello país. Todavía no tenemos un año completo aquí, pero cada minuto nos volvemos más aplatanados. Y con cada día que pasa, no puedo evitar sentirme cada vez más impresionado por los fuertes vínculos que existen entre nuestros pueblos…las múltiples conexiones que nos unen son la piedra angular de nuestra relación bilateral.
Esa profunda conexión se manifiesta de múltiples maneras. Por ejemplo, la diáspora dominicana más grande en todo el mundo vive en los Estados Unidos, y no es una casualidad que uno de los grupos más grandes de extranjeros que vive aquí son los estadounidenses. Por igual, el principal socio comercial de la República Dominicana, por mucho, es los EEUU, y gracias al DR-CAFTA, la República Dominicana se ha convertido en nuestro onceavo mercado más grande en todo el hemisferio.
Estamos hablando de un intercambio anual de productos y servicios con un valor de casi 19 mil millones de dólares, lo que es más impresionante es que nuestra balanza comercial está casi a la par cuando se considera el intercambio de bienes y servicios. Y eso es sin contar las remesas enviadas por los dominicanos que viven en los Estados Unidos y que hoy son uno de los principales motores de la economía dominicana. Ese análisis tampoco incluye la inversión de empresas estadounidenses en el país que el año pasado llegó a un poco más de 730 millones de dólares.
Adicionalmente, hay que recordar que casi tres millones de estadounidenses visitan el país cada año – mucho más que cualquier otro grupo. Otros compatriotas míos establecen raíces aquí para contribuir directamente a su nuevo hogar como es el caso de: Dominique Bluhdorn, filántropa de las artes, Jennifer Kirkman, Miembro del Consejo de Fedujazz, Patricia Thorndike, Directora Ejecutiva de la Fundación Mariposa, o Jake Kheel, Vicepresidente de la Fundación Punta Cana, entre muchos otros.
De la misma manera, hay muchos dominicanos destacados en los Estados Unidos que también ejemplifican esa larga y profunda conexión, por ejemplo: Al Horford, Michel Camilo, el político Thomas Pérez, el congresista Adriano Espaillat, Marisol Roa que recién fue electa en la Florida para dirigir la Liga de Mujeres Votantes. Obviamente hay que mencionar la gran cantidad de peloteros dominicanos en las Grandes Ligas. Pronto estaremos celebrando juntos el triunfo de Vladimir Guerrero cuando sea exaltado al Salón de la Fama en Cooperstown.
Así que tenemos muchísimo que celebrar juntos. Otra razón es el hecho de que nuestra nueva Embajadora, Robin Bernstein, fue oficialmente juramentada esta misma tarde. Su deseo habría sido estar aquí con nosotros esta noche. Me pidió darles este mensaje en su nombre: “Me siento profundamente honrada de haber sido nominada por el Presidente Trump, y confirmada por el Senado de los EE. UU. para servir como Embajadora en la hermosa República Dominicana. Estoy ansiosa por empezar a trabajar estrechamente con el Gobierno Dominicano y con la sociedad civil, especialmente en las áreas de respuesta y mitigación ante desastres, pero también poder avanzar en nuestra ya sólida cooperación en materia de educación, salud, comercio y seguridad.”
Como pueden ver, esta noche celebramos nuestra independencia ambientados en la ciudad de Nueva Orleans, una ciudad llena de historia y muy conocida por su comida y por supuesto por su música. Es imposible hablar de Nueva Orleans sin pensar en el jazz – que de hecho tuvo su origen en esa ciudad. A través de grandes exponentes como Louis Armstrong y Wynton Marsalis, el jazz llegó a ser uno de los géneros musicales de mi país más conocido en todo el mundo. Y hablando del Jazz, para el disfrute de todos ustedes, tendremos la música del saxofonista estadounidense Zack Varner y su cuarteto esta noche.
Quiero destacar que la ciudad de Nueva Orleans es un ejemplo de la gran diversidad que tiene los Estados Unidos y representa perfectamente cómo en nuestras diferencias está nuestra verdadera fortaleza como país. Esta noche celebramos todo esto y la profunda amistad que nos une con la República Dominicana.
Finalmente, quiero agradecer de manera muy especial a los patrocinadores quienes hicieron posible todo esto, a los empleados de la embajada quienes han trabajado arduamente por meses y siguen trabajando ahora mismo detrás del escenario, y especialmente a mi querida esposa Yanira quien me ha acompañado y apoyado con tanto sacrificio durante casi tres décadas.
A todos ustedes, gracias de corazón por acompañarnos esta noche. A mis compatriotas, Feliz Día de la Independencia, no se olviden de los tradicionales fuegos artificiales. ¡Que disfruten la noche! Muchas gracias.